2/8/08

DOS CARRETAS

Que el verano produce efectos más indeseables sobre la tele que el sol sobre la mayonesa es algo sabido. Pero hay uno que no solemos tener en cuenta: el turismo de los jefazos por esos mundos y esas teles. Como alguno viaje por el norte de Europa y vea lo que pasa por allí puede revolucionar el panorama televisivo a su vuelta.

Veamos algunos ejemplos a cual más florido. En la noruega TV2 Zebra se inventaron un programa “sólo para hombres”: “Man show”. Según su creador, “a los hombres sólo nos interesa el fútbol, la cerveza y la erección”, así que incluía lindezas como concursos a ver quién la tiene más larga. También parodiaba un cuento infantil de la escritora sueca Astrid Lindgren (la autora de “Pippi Calzaslargas”) adornándolo con sexo, alcohol y drogras. Los suecos se echaron las manos a la cabeza, aunque en su casa también pasan cosas curiosas. Como el humorista de Kanal 5 que se cortó dos trozos de nalga y los comió ante las cámaras con un poco de vinagre balsámico y un vaso de vino. No le sentaría tan mal como le sentó la cena a la presentadora de un concurso nocturno que vomitó en directo… y siguió presentando.



Pero el verdadero problema no está ahí, sino en lo que pasó hace una semana en los informativos de la cadena pública sueca SVT (la misma que hace unos meses emitió porno en una pantalla tras el presentador del informativo dominical). Resulta que el presentador Rikard Palm salió a las 18:00 horas dando un avance de las noticias con su nuevo bigote. Hubo tal avalancha de llamadas de protesta que en el informativo de las 17:30 ya se lo había afeitado. “Mi mujer me dijo que así estaba más guapo”, declaró a un diario. Pero pudieron más los espectadores. Como esta dictadura de la audiencia llegue aquí el refranero se va al garete. “Tiran más dos puntos de audiencia que dos carretas” suena fatal.

1 comentario:

Eva Torices dijo...

A todos nos gusta la mala programación.

A mí me gusta la mala programación. A mi madre le gusta la mala programación. A mis compañeros de trabajo les gusta la mala programación. A mis amigas les gusta la mala programación. A mi chico le gusta la mala programación. A mis hermanos les gusta la mala programación. Pero no pongo ejemplos porque en estos casos es más misericordioso decir el pecador pero no el pecado.

Y cuando digo "mala programación" estoy pensando en programas de prensa rosa, concursos de canciones, dibujos completamente trasnochados, películas de sobremesa de los sábados, series absurdas para preadolescentes, telenovelas de cualquier etiología, y en general cadenas de fotogramas enlazados cuasiazarosamente cuya única motivación es tener una excusa para mostrar algún efecto especial (de dudosa "efectividad" y de dudosa "especialidad") o el pandero de alguien.

Todos, repito, todos, insisto, todos, tenemos un secreto inconfesable, un lado oscuro, una doble vida cuestionable, una faceta vergonzante... porque entre todo ese género de mercadillo que es la "mala programación" siempre hay algo que disfrutamos viendo y que añoramos cuando no podemos ver.

Hagamos acto de contrición y seamos mansos, reconozcámoslo, la verdad nos hará libres como dijo San Juan, libres de ocultarla... Cerremos los ojos, visualicemos mentalmente ese programa incomprendido que tanto nos tiene y nos entretiene y que los demás catalogan como "mala programación", entreguemos humildemente el corazón, y demos gracias al señor por la telebasura.

¡¡Gracias, señor, por la telebasura!!