16/4/16

TOM HIDDLESTON NO TIENE LUPUS

No soy capaz de ver a Hugh Laurie hacer un papel diferente al del doctor House. Soy un hombre de costumbres y mi educación televisiva me ha hecho aferrarme a ciertas certezas básicas: (1) las adaptaciones de las obras de John le Carré dan magníficos resultados, (2) la BBC es incapaz de hacer una serie que no sea perfecta, (3) Hugh Laurie es el doctor House y cojea. Por eso “El infiltrado” –by the way, ¿a qué listo se le ocurrió traducir de esta manera el sugerente título original “The night manager”?- resulta tan tranquilizadora y tan inquietante a la vez. Sí, es una serie basada en una obra de John Le Carré que funciona estupendamente. Sí, está hecha por la BBC y es perfecta. No, el malo malísimo traficante de armas no puede ser el doctor House.

No puede ser. Es como si mañana el sol saliera por el oeste o descubriéramos que alguien que previamente nos caía bien dirigía una compañía offshore. Cada vez que aparece Laurie en pantalla me pongo a buscar dónde está la pizarra en donde hará un diagnóstico diferencial; o comienzo a temer que a alguien de los que están a su lado le dé un pachungo y empiece a vomitar verde; o espero que termine sus frases diciendo “todo el mundo miente”. En el segundo capítulo un personaje recibe una tremenda paliza, ¡y el doctor House pide a sus colaboradores que llamen a un médico! Me temo que Hugh Laurie ha quedado indisociablemente unido a la cojera: si no cojea su personaje entonces cojea la serie entera.

Estoy seguro de que los fanáticos de Leonard Nimoy y de Peter Falk me comprenderán y se sentirían igual de azorados si vieran al doctor Spock o a Colombo tramando el contrabando de armas con grupos yihadistas. “El infiltrado” es probablemente la mejor serie de la temporada dentro de su género, su realización es sencillamente prodigiosa, su guión es una obra maestra de la microprecisión, y el pulso que mantienen a lo largo de sus seis capítulos Tom Hiddleston y Hugh Laurie obliga a ver en cada sentada más episodios de los que uno había planeado. Aunque se hace raro que al final Laurie no descubra que Hiddleston tiene lupus.

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