7/4/08

LA ESTUPIDEZ

En "La vida sin nosotros" (Canal Historia) asistimos el sábado a una fascinante especulación acerca de cómo se irían deteriorando las construcciones humanas si de pronto, por el motivo que fuera, el ser humano desapareciera del planeta. Vimos imágenes del Arco del Triunfo sepultado por la vegetación en medio de un prado visitado por lobos. Todas las construcciones de madera, -el 90% de las construcciones de los EE.UU.-, desaparecerían en pocas décadas. Una vez que bastantes ventanas de los rascacielos de Chicago se hubieran venido abajo por la acción de los elementos atmosféricos, el suelo de todos sus pisos se cubriría de hierba por la que correrían cucarachas, gatos y roedores. Las construcciones de hierro o acero, -la Torre Eiffel se desplomaría en menos de 200 años-, terminarían viniéndose abajo por la corrosión. Las construcciones de hormigón, -la mismísima presa Hoover-, terminarían resquebrajadas. Adios al Puente de Brooklyn y al Golden Gate en 60 años. ¿Qué quedaría entonces? ¿Cuál sería el último legado de la especie humana para la eternidad? Sólo algunas construcciones de piedra localizadas en ambientes climatológicamente poco agresivos soportarían cantidades milenarias de años: el monte Rushmore, la pirámide de Giza, algunas partes de la Gran Muralla China.

Y Pitita Ridruejo. Mejor dicho, su caspa. Al término de "La vida sin nosotros", Cuca García de Vinuesa, Mila Jiménez y Lidia Lozano entrevistaban a Pitita en "La noria". El ser humano ha construido obras rotundas y contundentes, pero ninguna como la halitosis pétrea, la caspa maziza y volcánica, las graníticas, oscuras e inoxidables majaderías que esas cuatro mujeres se intercambiaron a costa de anécdotas franquistas y, claro, apariciones marianas. Caerá el monte Rushmore, Giza será devorada por las dunas, los tigres manchurianos pasearán por colinas que enterraron a la Gran Muralla, pero la caspa de Pitita seguirá incorrosible, incuarteable. Cuando toda la obra humana se haya desvanecido, el legado final de la humanidad será la estupidez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desipere est juris gentium.