26/1/13

EL SOFÁ DEL DOCTOR FRIEDMAN


Una curiosa anécdota de la Psicología médica del siglo XX ocurrió cuando el doctor Meyer Friedman concibió un tipo de personalidad que se asociaba con un alto riesgo de padecimiento de problemas cardiacos. Se llamó Personalidad Tipo A y se definió por rasgos de hostilidad, urgencia temporal y alta competitividad. Friedman contó que el detalle que le sugirió esta relación entre personalidad y problemas coronarios fue sorprendentemente trivial: los brazos de las sillas de la sala de espera de su consulta de Cardiología estaban extrañamente maltratados, especialmente arañados por las uñas de los pacientes, con algunos de  sus elementos arrancados o retorcidos. Desde que conocí esta anécdota me fijo en los brazos de las sillas y sofás de las casas de mis amigos. Antes, si los encontraba deteriorados, suponía que poseían el Tipo A de personalidad. Desde hace un año supongo que lo que ocurre es que están siguiendo “Homeland”.

La T2 de “Homeland” terminó anteayer en FOX y volvió a desquiciar los nervios de todos los espectadores. Charles Chaplin en “El chico” interpreta a un cristalero que trabaja en colaboración con un niño: éste se pasea por la ciudad rompiendo cristales a pedradas y aquél aparece inocentemente minutos más tarde ofreciendo sus servicios. Los días de lluvia acompañada de fortísimos vientos hacen las delicias de los vendedores de paraguas que ven cómo las papeleras se llenan de paraguas rotos. Pues bien, estoy seguro de que existe una conexión comercial secreta entre los fabricantes de fundas de sofá y los guionistas de “Homeland”. Doce capítulos más tarde de aquella agonía que supuso el final de la primera temporada seguimos sin saber si Nicholas Brody está trabajando para la CIA o para el terrorismo yihadista. Los guionistas ya están escribiendo la tercera temporada, pero esta vez yo la veré con unos guantes que me he fabricado con un potente forro de gomaespuma en la punta de los dedos. No volveré a cargarme por tercera vez los brazos del sofá de casa y no quiero terminar en la consulta del doctor Friedman.

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