14/7/14

EL TELEDIARIO DE LA MARMOTA


Veo todos los días los telediarios matinales para sentirme como Bill Murray en “El día de la marmota”. Comienzan los primeros a las siete de la mañana. Terminan los últimos a las diez. Y cada media hora repiten lo mismo. Pero no se reemiten, no se toman los primeros treinta minutos y se reponen grabados a las siete y media, a las ocho, a las ocho y media, a las nueve, a las nueve y media, sino que tras cada señal horaria los locutores saludan a su audiencia, dan paso por segunda, cuarta, sexta vez a los mismos titulares, leen las mismas entradillas que dan paso a los mismos vídeos con los mismos textos leídos por las mismas voces. En la sección de deportes informan con las mismas frases de los resultados de ayer, que a las nueve siguen siendo los mismos que eran a las ocho. En la previsión del tiempo la meteoróloga informa a las siete y media de las temperaturas y las lluvias que tendremos a lo largo del día moviendo los brazos a lo largo del mapa de España igual a como lo va a hacer a las ocho y media y a las nueve y media.

Ellos planean sus programas pensando en espectadores que contemplarán sus espacios unos pocos minutos antes de comenzar con las tareas de la jornada, y que buscan información puntual sobre el resultado de las elecciones internas del PSOE o del Mundial de fútbol. No cuentan conmigo. No cuentan con un pirao al que le importa un pito lo que haya dicho Pedro Sánchez pero quiere disfrutar del reto conceptual de verle decirlo seis veces en el único programa de la televisión que no es ni nuevo ni reemitido. No cuentan con que habrá un crítico demente que verá las imágenes de la reacción de los argentinos al resultado de la final sólo por la fascinación de poder predecir cuál será el siguiente rostro de la chica con la bandera albiceleste pintada en la cara.

Nada como comenzar el día viendo cuatro veces seguidas el mismo informativo leído cuatro veces diferentes por las mismas locutoras. Uno desayuna con una comprensión nítida de lo que es el mundo, los amaneceres, el periodismo, Sánchez y Argentina.

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