
Resulta que en Tanzania hay curanderos y brujos que con trozos del cuerpo de los albinos fabrican amuletos y con su sangre elaboran pociones que consiguen que sus clientes se curen, ganen mucho dinero, les vaya bien en los negocios y se hagan ricos. Como consecuencia de semejante creencia bárbara y estúpida se hacen muchas barbaridades y estupideces: se ponen trozos de pelo albino en las redes para pescar más, se roba el cuerpo de los albinos muertos y se les llega a matar y mutilar para abastecer un macabro y lucrativo mercado paranormal. Sin embargo, no decían lo fundamental: excepto por el hecho de que se vulnera el derecho a la vida, todo lo demás que hacen estaría requetebién… si no fuera porque parten de una creencia falsa.
La ciencia occidental asegura que con la sangre de unas personas se puede ayudar a otras. Así que fomentamos la donación de sangre para lograr una sociedad mejor. También utilizamos los cuerpos de los muertos para estudiarlos o para salvar vidas realizando trasplantes. Incluso hacemos trasplantes de personas vivas. El límite es que esto no se puede hacer contra la voluntad del donante o matándolo. El error de los curanderos y brujos tanzanos no es que hagan amuletos y pociones, sino que los amuletos (todos) y las pociones (todas) son supersticiones que, como todas, hacen que el mundo sea peor.
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