18/11/12

¿QUÉ ES DE ANITA PÁSTOR?

La televisión pública española no es la británica. Allí pasan cosas que aquí no pasan y aquí pasan cosas que allí no podrían pasar. Parece una situación simétrica, pero no lo es.

Estos días hubo varias dimisiones en la BBC. Helen Boaden, directora de informativos, y Steve Mitchell, su “número dos”, dimitieron porque se está investigando por qué no se emitió en su día un reportaje de la cadena sobre los presuntos abusos cometidos por quien fue su presentador estrella, Jimmy Savile. George Entwistle, director general de la cadena, dimitió porque se emitió otro reportaje sobre abusos a menores que apuntaba erróneamente a un miembro del Partido Conservador. Eso aquí no pasa.


Estos días, Rafael Correa, presidente de Ecuador aprovechó la Cumbre Iberoamericana para terminar un asuntillo pendiente que tenía con Ana Pastor. En marzo había sido entrevistado en “Los desayunos de TVE” y mientras ella se dirigía a él como presidente, él la llamaba “Anita”. Del buen rollo inicial (“Ya ven que las formas son diferentes aquí”) se llegó a cierta tensión, entre otros motivos por la posición beligerante que mantenía Correa respecto al papel de los medios de comunicación de masas en una sociedad democrática. Pastor le paró los pies: “No estoy acostumbrada a responder preguntas en las entrevistas ni a que me llamen Anita, ya se lo digo”.


Ahora, Correa concedió una entrevista a Erika Reija, del Canal 24H de TVE, y aprovechó la despedida para preguntar: “¿Qué es de Anita Pástor?”. “¿Perdón?”. “¿Qué pasó con Anita Pástor?”. Reija sonríe nerviosa y titubea: “Ya no está”. “Bueno, ¿no decían que había independencia en los medios y que por el profesionalismo los periodistas garantizaban que hay independencia? Vea: desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta, no nos engañemos”. Esto en la BBC no puede pasar. Allí los responsables de la cadena son servidores públicos, no los dueños de la imprenta, y no pueden echar al personal como se echó aquí a Pastor sin que pase nada. Allí, Correa tendría que callarse. Aquí, no. Ya nos vale.

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