30/5/14

IGUALDAD, LIBERTAD Y FLEXIBILIDAD


La flexibilidad nos trae locos. Si hubiera un concurso televisivo que premiara a quien lograra ver en la tele un informativo que no hablara de flexibilidad, quedaría desierto. Es salir en la tele una noticia, conexión en directo o reportaje en la que se da voz a una organización patronal, banco mundial, fondo monetario, agencia de calificación, reunión de empresarios, institución europea, gobierno alemán o español –tanto monta– que el canto a la flexibilidad lo inunda todo con la misma eficacia y capacidad de corrosión que tienen las cagadas de las palomas sobre las estatuas del parque. Permítanme que les repita lo que el “Telediario” dijo hace unos días a propósito de la visita a una fábrica de automóviles del rey (y comprueben qué es eso de reinar sin gobernar): “El rey ha felicitado a los trabajadores por su flexibilidad laboral”. Menos mal que este moderno afán laudatorio ya pilla un poco mayor a Píndaro, que si no también tendríamos odas a la flexibilidad en canto coral.

Y, de tan repetido, acabamos aceptando que la flexibilidad laboral consiste en que, para que haya entendimiento entre trabajador y empresario, quien debe ser flexible y doblar es el trabajador, no el empresario. Avanzando en esta dirección, falta que un informativo dé un paso más y aborde la información diaria sobre esos intentos de entrada de inmigrantes en la fortaleza europea que deberían abochornarnos (Melilla, Lampedusa…) acusándolos de falta de flexibilidad. En efecto, la superación del sistema esclavista libra hoy a las empresas de tener que pagarles el viaje de ida al trabajo como se hacía antes; así que podemos acusarles a ellos de no ser más flexibles y limitarse a venir (por sus medios, claro) a trabajar solo cuando los necesitamos. El avance de la civilización y el progreso ya no nos hace soportable ver desde nuestra mansión a los esclavos recogiendo algodón o comida para nosotros. Somos tan civilizados que preferimos que lo hagan fuera de nuestra vista, que sean flexibles y se mueran en su tierra hasta que los necesitemos y su venida sea rentable.

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