15/10/13

PARTIDO PRETTY

Hay motivos para la esperanza. Al fin, tras muchísimo tiempo de victorias, parece que el apoyo popular comienza a abandonar una de las opciones ideológicas más nefastas de las últimas décadas, que nos ha estado gobernando por mayoría una y otra vez. Las razones de este declive son muchas: por un lado, es innegable el desgaste que se sufre al vencer repetidamente a los oponentes; por otro, está claro que la ciudadanía ha ido entendiendo que las soluciones que esta opción ofrece no son realmente válidas, y que debajo de su pretendida excelencia y eficacia lo único que se encuentra es la ideología rancia, conservadora y casposa de toda la vida. Podrán disfrazarse de felices y modernos, pero esto sigue siendo el mismo viejo cuento cavernario de siempre. Es cierto que entre los motivos que explicaban su éxito no se debe olvidar la falta de opciones alternativas con un mínimo de credibilidad. Este aspecto sigue sin resolverse, pero no ha impedido que en los últimos datos de apoyo popular, que hemos conocido este domingo, por primera vez en mucho tiempo ya aparezca en segundo lugar  entre las preferencias del electorado.

¿El Partido Popular? ¡No! Estoy hablando de “Pretty woman”. Anteayer Telecinco emitió el cuentito de Julia Roberts y Richard Gere por ¡decimoctava vez! (no es broma) y, por primera vez en estas dieciocho, no fue líder de audiencia en su franja horaria. Tampoco quedó muy mal: obtuvo un segundo lugar a muy poca distancia de otra película del montón que emitía La 1 por primera vez en televisión. Pero que “Pretty woman” -truño entre los truños, más previsible que un eclipse, más caducada que una Mirinda- haya perdido finalmente tras diecisiete victorias consecutivas hace albergar esperanzas -vanas, ya lo sé, pero esperanzas; esperanzas, ya lo sé, pero vanas- de que quizá las cosas puedan empezar a cambiar muy lentamente. Y que no se ande tan tranquilo el Partido Popular: lo ocurrido con “Pretty woman” demuestra que podrá ganar por mayoría absoluta diecisiete elecciones generales, pero quizá pierda la número dieciocho. En 2079.

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