20/2/08

EL SÍNDROME DE TRAVIS

En la película “Taxi driver”, Robert de Niro es Travis Bickie, un ex-combatiente de la guerra de Vietnam que trabaja como taxista en Nueva York. Como no puede dormir, pide el horario nocturno, que le pone en contacto con él llama “escoria” de la sociedad. Travis, después de fastidiar su relación con una chica a la que lleva a ver una película pornográfica en su primera cita, conoce a una prostituta de 13 años y decide convertirse en “la lluvia que limpie las calles”. Pónganse en lo peor. Como Travis, muchos insomnes pasean por las calles televisivas en el peligroso horario nocturno, y eso les pone en contacto con un mundo lleno de espeluznantes infocomerciales, concursos alucinados, series imposibles, absurdas reposiciones y pornografía cutre y, como diría un amigo mío, desempalmante. Es lo que tiene la noche de Nueva York. Pero cuidado con el síndrome de Travis.

El taxista televisivo insomne puede encontrarse a las tantas de la madrugada con una delicada película de John Ford o una entrañable serie como “Juzgado de guardia” y querer convertirse en la lluvia que limpie las calles de la escoria infocomercial. De ahí a cortarse el pelo al estilo mohicano, ponerse una guerrera y unas gafas de sol y apretar con furia el gatillo del mando a distancia sólo hay un paso. Sin duda las niñas de 13 años no deben ganarse la vida como prostitutas, pero no veo nada de malo en que John Ford comparta horario nocturno con una minuciosa apología de saunas caseras con milagrosos efectos adelgazantes. Seguro que el juez Harry Stone y el fiscal Dan Fielding de “Juzgado de guardia” no quieren que Travis Bickie les saque de la madrugada y de la compañía del porno desempalmante a costa de una carnicería. La madrugada televisiva no necesita salvadores.

Disparar con el mando a distancia no es lo mismo que zapear. Los insomnes pasan de un programa a otro con la misma calma desesperada con las que otros cuentan ovejas. Pero cuando un insomne se cree con una misión ya no zapea, sino que dispara. Seguro que hay ángeles en el “sucio maremagnum” del Nueva York televisivo, pero no necesitan ser salvados de las saunas caseras. ¿Por qué castigar a la noche sin John Ford?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Somos expertos en ofrecer soluciones a cosas que no son problemas. El Síndrome de Travis, que se ha presentado ya a la planificación del DSM-V, y se populizará seguramente como STC o STA según sea su manifestación crónica o aguda, es en su fondo y quizá incluso en su forma un rasgo propio, característico e irrenunciable de la naturaleza social del ser humano. Y entonces, dirán, ¿por qué se enfoca como si fuera una enfermedad y se propone su inclusión en el DSM-V? Pues joder, precisamente por eso, leche.

Anónimo dijo...

¿Ya van por el DSM-V?, joer como pasa el tiempo, si hace 4 días nos anunciabas, Errasti, la próxima aparición del DSM- IV... ¡que castos puros e inocentes éramos...!

Anónimo dijo...

Clase del 97-98. ¿Y tú?

Anónimo dijo...

¡Uy que joven!, yo antes, antes, que en esa época ya tenías el DSM-IV R y yo andaba con el III

Anónimo dijo...

Jo, el III, qué mundo, oye, tú conociste las vacaciones sin estrés post-vacacional y los niños maleducados a secas sin síndrome del emperador. ¿Las bocas de riego eran amarillas?

Antonio Rico dijo...

Turanga, créeme, no le hagas ni puñetero caso a Percolatti. Está trastornado.

Percolatti, de verdad, ni escuches siquiera lo que dice Turanga. Está muy deteriorada.