6/2/08

SUPERBOWL DESDE EL RASCACIELOS

No llevo XLII años intentando entender de qué va el fútbol americano, pero casi. Por eso, cuando me senté a ver la XLII edición de la Superbowl (madrugada del lunes, Canal+) después de haber hecho los deberes me sentí, por primera vez, seguro de mí mismo. No entiendo demasiado bien qué son las “yardas”, el concepto de “primer down” se me sigue escapando, expresiones como “primera y diez” (o algo así) me suenan a chino, y creo que el fútbol americano es de una lentitud exasperante. Vale. Pero esta vez sabía quiénes eran los Patriots y los Giants y sabía quién era Eli Manning. No me entraba la risa floja al ver esos pantalones ceñidísimos, esos jugadores de barriga inmensa, esas celebraciones extraterrestres y esos entrenadores dando órdenes a través de un micrófono del tamaño de Júpiter. Esta vez era diferente. Después de casi XLII años intentando entender de qué va el fútbol americano, estaba dispuesto a no ser un pulpo en el garaje de la XLII edición de la Superbowl. Ganarían los Patriots.

Los Patriots no habían perdido un puñetero partido en toda la temporada. Quedaban 39 segundos y los Patriots ganaban a los Giants. Además, seguro que a Manning le temblaría la mano. ¿Quién es Manning? El quarterback de los Giants, por supuesto. Hasta empezaba a encontrar algo de lógica en el fútbol americano. Y en esto, ganaron los Giants. Qué golpe para mi orgullo. Justo cuando daba por finalizado el rascacielos de mi relación con la Superbowl, llegó la crisis. Olvidé que la construcción de edificios altos es un importante indicador de las depresiones económicas. El edificio Chrysler y el Empire State se terminaron justo antes de que la economía americana se sumiera en la depresión. La construcción del Worl Trade Center precedió a un grave desplome económico. En la madrugada del lunes, cuando por fin creí haber levantado un Empire State de conocimiento en el suelo de la Superbowl, ganaron los Giants. Y mi confianza se desplomó a golpe de yardas.

Después de casi XLII años quise cambiar mi choza por un rascacielos. Pequé de orgullo. La Superbowl es incomprensible. Fascinante, pero incomprensible. A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a ver la Superbowl desde el Empire State.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es verdad que no entiendes lo de las yardas y los downs, y no es un recurso literario, ahi va una explicacion breve. Supongo que sabes lo que es una yarda (una unidad de longitud).

Cada equipo tiene, durante su posesión, cuatro downs como máximo para avanzar diez yardas en el campo. Si consigue avanzar 10 o mas yardas, empieza otra vez a contar desde el primer down para avanzar otras 10, y así hasta que hagan un touchdown o hasta que consuman sus cuatro downs (y pierdan la posesión). Un down se gasta cuando te placan o cuando el pase que intentas no se completa.

Así, "primero y diez" significa que están en el primer down, y les quedan diez por avanzar para hacer otro primer down (otro "primero y diez"). "Segundo y tres", segundo down, tres yardas por ganar.

Anónimo dijo...

Gracias anónimo, acabo de entender la parte de los partidos en pelis como "Un Domingo cualquiera" y en un montón de series. Supongo que acostumbrados a que la jugada más complicada sea un fuera de juego o un penalti pitado o no, cualquier otra cosa se hace complicada. Si la selección continúa siendo un debate sobre si el hiperbóxico si o no, Zapatones si o no,en cuartos de final fuera o fuera, y el Madrid siga ganando ligas,por no hablar del Sporting o el Oviedo , servidor se pasa a los Giants, porque son de Nueva York, claro.

Anónimo dijo...

¿qué es lo que se critica en este artículo?

Anónimo dijo...

Crítica: examen o juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artítica, etc. DRAE.