1/5/10

INSPECTORES DE HOSPITALIDAD

“Río, ría, mar”. Esa fue la primera lección de español que recibió Dorothy frente a la desembocadura del asturiano río Sella. Se la dio una señora desconocida que se sentó a su lado hace quince años en Ribadesella. Entonces Dorothy era inglesa, pero lecciones como aquélla hicieron de ella una asturiana que escancia sidra y aconseja: “Si no quieres estar sola, no debes venir a España porque no te dejan”. Un inspector de hospitalidad debería visitar Ribadesella y otorgar la máxima puntuación a aquella señora que, extendiendo el brazo, dijo una vez: “Río, ría, mar”. También a todos los que acompañan cada día a Dorothy y no la dejan sola.

En realidad, debería haber muchos inspectores de hospitalidad camuflados por la calle. Algo así como los inspectores de la Guía Michelín que andan por ahí de estrangis, pero que en vez de evaluar restaurantes y hoteles, evaluarían pueblos. Es la conclusión a la que uno llega viendo “Destino España” los martes por la noche en La 1. Esta semana nos tocó ver Asturias a través de los ojos de los inmigrantes que viven con nosotros y daba gusto ver lo bien que hablaban de la hospitalidad de esas gentes. Desde Mariusz, el polaco de Sotrondio que habla asturiano; hasta Iván, el ruso de Oviedo que nos enseña a regalar flores; pasando por Sandra, la holandesa de Cangas de Onís que ahora se apellida Ardines.

Bowen es una joven china que sólo lleva 8 meses en Gijón pero ya es de allí (“Soy enamorada de Gijón”). Queda con sus amigos para “tomar una sitra” que ella misma escancia, y cuando pasea por el Paseo Náutico de esa ciudad se encuentra a dos chicas que piden que les saque una foto. Lo hace y charla un poco con ellas con amabilidad. Dicen que son saharauis, pero lo justo es que fueran inspectoras de hospitalidad camufladas. Habrían visto que quienes fueron recibidos bien y ya son españoles, también reciben bien a los recién llegados. Doble puntuación. Bajo la conocida figura de Chillida de “Elogio del Horizonte”, frente al mar, Bowen coge una margarita: “Ah, mira, esto lo aprendí aquí: me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere…”. No sigas, Bowen. Te queremos.

1 comentario:

casandra dijo...

La vaca no es de donde nace, sino de donde pace.
Pues difícil es no enamorarse de esta región, cuando supe que mi nueva tierra seria España tuve miedo. Me advirtieron que me cuidara, que no me gustaría.
Quizás llegue al buen lugar, quizás es que Asturias tiene un universo paralelo que envuelve a su gente y le hace radiante.
Quizás solo soy yo que tengo mucha suerte.