
O no. Porque en estos últimos meses los indignados del 15-M han removido miles de conductas (que es mucho más difícil que remover conciencias), y para eso hace falta más consistencia intelectual que para, por ejemplo, dar gritos en “Sálvame”, del mismo modo que para llenar el hueco que dejó Charlie en “Dos hombres y medio” hacen falta unos guiones y unas interpretaciones algo por encima de los guiones de “Acorralados” y las actuaciones de Jorge Javier riñendo a sus concursantes. Reconozco que es más difícil que “Dos hombres y medio” sobreviva a la muerte de Charlie que el Barça sobreviva a la fuga de Messi al Manchester City, pero en el mundo de la tele y en el mundo del fútbol todas las cosas se definen por su función, y eso quiere decir que el todo es necesariamente anterior a la parte. Charlie Harper no puede sobrevivir fuera de “Dos hombres y medio” y Messi no puede desarrollar su juego fuera del Barça, pero “Dos hombres y medio” puede tener gracia sin Charlie y el Barça puede ganar títulos sin Messi. ¿Cuál es el problema de “Dos hombres y medio”, del Barça y del movimiento 15-M? Que sin Charlie, sin Messi y sin votos, es imposible mantener la audiencia, ganar todos los títulos y desafiar a Standard & Poor´s.
Nos reímos, pero echamos de menos a Charlie. Nos divertiríamos, pero echaríamos de menos a Messi. Nos indignamos, pero hasta Jorge Javier echará de menos las voces del 15-M después del 20-N.
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